Desde hoy el Amaia KZ acoge la obra del baztanés
Tomás Sobrino Habans
La exposición "La piel del agua, el río que nos une" se podrá ver hasta el 27 de marzo.
Desde hoy y hasta el 27 de marzo el Amaia KZ acogerá la exposición del pintor de Elizondo Tomás Sobrino Habans. Bajo el titulo “La piel del agua, el río que nos une” el pintor bidasotarra pretende con su exposición enseñar “lo que el río Bidasoa, en su piel, va reflejando; hojas, nubes, árboles etc. porque este reflejo del agua es el que convierte una simple rama en otra cosa diferente, a veces en algo bastante abstracto, pero de una gran belleza”.
Al acto de presentación celebrado ayer acudió, además de el autor de la obra, el delegado de cultura, Fernando San Martín, quien quiso destacar la relación entre los municipios bidasotarras,” durante años nos hemos mirado mucho a los ojos de un lado a otro del Bidasoa y el ayuntamiento quiere por ello colaborar con esas entidades, porque al igual que ocurre en la vida cotidiana, los del Baztan y los del otro lado de la desembocadura del Bidasoa, estamos en continuo contacto y esta colaboración es un guiño al trabajo en común realizado durante décadas”. Sobre la exposición, San Martín explicó que “la obra de Sobrino es muy sugerente, el titulo “la piel del agua” dice muchas cosas, la piel es roce, es contacto y muchas veces es la manifestación de lo sensible, por ello, en su obra Sobrino esta investigando en esa sensibilidad del ser humano”.
Sobrino por su parte, explicó como surgió la idea “el río Bidasoa es el que hace de columna vertebral de toda la regata del Bidasoa y es algo que nos une a todos, por ello, la exposición tiene como subtitulo “el rió que nos une” . Según Sobrino, la obra es una mirada al reflejo del agua que siempre nos muestra una imagen distorsionada, diferente y a veces mucho más sugerente que la realidad”. El autor confesaba que en su trabajo se podía reflejar la influencia de “sus maestros” bidasotarras; Montes Iturrioz, Vazquez Diaz y Menchu Gal, “el rió Bidasoa nace en Erratzu, y allí vive mi gran amigo y maestro José María Apezetxea, a quien va dedicada esta obra en forma de agradecimiento por todo lo que me ha aportado durante mi trayectoria profesional”, finalizaba Sobrino.
Maialen Sukunza
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