Ref.250. Hayas. 81x100 cm.
Cultura y empleo por Toni
Calderón. Crítico y comisario independiente
Hay muchas y variadas formas de
hacer cultura ya que prácticamente cualquier actividad humana está relacionada
con la misma. Una de las maneras que mayor presencia pública tiene es el arte
contemporáneo ya que a su alrededor han proliferado un gran número de museos,
galerías, ferias o bienales de arte que dan trabajo a un gran número de
personas de diversas especialidades: historiadores, críticos, periodistas,
economistas, abogados, electricistas, pintores y, sobre todo, funcionarios.
Todo un elenco de profesiones y profesionales en el que el verdadero artífice,
el artista, la más de las veces, está ausente en esta cadena laboral si
establecemos que quien trabaja recibe una remuneración a cambio.
Alrededor de la producción de un artista hay instalada
toda una estructura de instituciones públicas y privadas con un gran numero de
trabajadores que de una u otra manera viven del arte contemporáneo. Lo cierto
es que este producto origina una gran cantidad de empleos directos e indirectos
y pingües ganancias para todos aquellos que comercializan o exhiben arte
contemporáneo. No obstante, en muchas ocasiones y dependiendo del país, el
artista no tiene el estatus de trabajador necesario para ser, reconocido como
productor con derecho a una remuneración. Por oposición a esta situación en
estas últimas décadas ha habido un gran número de iniciativas de colectivos de
artistas que se han agrupado para conseguir unos niveles mínimos de
reconocimiento productivo similar al que tienen en el cine, la música, el
teatro o la danza pero poco o nada se ha conseguido. Es asombroso que aún hoy
el artista siga percibiéndose con esa visión romántica y estúpida que lo aísla
del resto de áreas productivas. Por ejemplo, todo el mundo asume que cuando se
hace un vídeo para publicidad este tiene un precio y quienes lo encargan lo
pagan pero no sucede lo mismo cuando esta grabación proviene del mundo del
arte, entonces y salvo excepciones, se paga con la promoción o exhibición del
trabajo. A los artistas se les suele comprar con su promoción, con el catálogo,
etc. Esta situación, enfermiza, hace que artistas ya reconocidos no tengan el
nivel económico que merecen por su trabajo y, aunque dispongan de reconocimiento
no tienen los ingresos que deberían. Sólo unos cuantos consagrados amasan
grandes fortunas por la venta de sus obras pero mientras tanto la mayoría de
los artistas se tambalean económicamente. Son muchos los casos de artistas
verdaderamente creativos, presentes en el discurso contemporáneo que
intercalan su actividad con otras que puedan asegurarle su subsistencia. Un
gran número trabaja en las facultades de Bellas Artes y no es que no tengan el
perfil necesario, ya que en su mayoría sí lo tienen. Pero lo cierto es que
muchas veces esta actividad didáctica, lícita y beneficiosa para él y para sus
alumnos, interfiere en su trabajo. Son muchos los casos de una dualidad que
tiene su origen en la compleja situación del artista como trabajador.
Esta situación
contrasta con las instituciones públicas, plenas de funcionarios que, salvo
excepciones, forman parte de una administración con un gran gasto que hace que
los verdaderos profesionales del arte pasen a un segundo plano. Es complicado explicar
por qué los museos tienen presupuestos millonarios, una gran cantidad de
trabajadores a su cargo y que al mismo tiempo los artistas aún pendientes de
reconocimiento no dispongan de espacios para poder exhibir su trabajo e
incluso sí llegan a hacerlo con una retribución, salvo excepciones, ya que no
todos los centros tienen la misma política, sea muy escasa o simbólica. El
artista vive de perspectivas, de oportunidades, siempre pendiente de exhibir su
trabajo aunque en ocasiones le cueste dinero. Esto es inaudito, hay que
establecer unos mecanismos y una legislación que prohíba estos abusos. El
presupuesto de las exposiciones o actividades relacionadas con el arte no
puede ser percibido casi en su totalidad por el comisario al que se le encarga
la propuesta. Se ha potenciado en las últimas décadas la figura del comisario
estrella, ser omnipresente que es capaz incluso de generar tendencias. Tras el
comisario están todos los operarios que intervienen y por supuesto cobran;
electricistas, pintores, carpinteros, o transportistas y, curiosamente el
artista, figura central, ya que es quien pone ante nosotros su trabajo, tan
sólo y, salvo raras ocasiones, no tiene una remuneración económica adecuada. Es
cierto que también hay que decir que en algunas de estas propuestas los
artistas se han posicionado y han logrado, colectivamente, que se les remunere,
aunque sea simbólicamente por su trabajo.
El problema más acuciante aparte de
la crisis que se está cebando con lo cultural, es que no hay espacios donde
exhibir. Otra cuestión, a mi juicio primordial, es la necesidad de apoyar a
los jóvenes talentos, lo que no significa convertirles en funcionarios ni
asalariados políticos como desgraciadamente sucede en numerosas ocasiones, sino
que desde las instituciones públicas o privadas, se cree el sustrato necesario
para que surjan propuestas; se cree el clima adecuado para que el arte en ese
lugar, tome la relevancia que merece. Que se incentive el coleccionismo, la
compraventa de arte y que, cuando este se encuadre dentro de estructuras del
mundo del espectáculo, ya que las nuevas tecnologías así lo permiten, tengan el
mismo respeto en lo laboral que cualquier otro profesional. Hoy en día aparte
del arte en soportes tradicionales se ha abierto una puerta que posibilita que
el arte, por ejemplo el multimedia, esté presente en festivales y en
actividades lúdicas. Esto es sin duda una oportunidad para terminar con el aislamiento
del artista como ser marginal, en ocasiones asocial, que vive en su propio
mundo y con el que es difícil conectar. Nada más lejos de la realidad, sin ser
un productor al estilo del ingeniero artista que proponían las vanguardias
rusas sí se puede llegar al convencimiento de que es un productor y por tanto
beneficiario de los ingresos correspondientes por la realización de su trabajo.
Es necesario que haya una reconversión en este sector al igual que la ha habido
en el pasado en otros muchos sectores. El formato de la galería, centro
absolutamente aislado de lo social, está obsoleto. En mi opinión el arte
debería estar presente en centros comerciales y tiendas ya que es habitual que
se pague dinero por mediocres reproducciones, por cuadros absolutamente
carentes de contenido y por un decorativismo rancio e ineficaz. Creo que el
arte contemporáneo puede ser un producto que funcionaría muy bien en este
ámbito de consumo. Es imprescindible que los trabajos de los artistas ocupen
todos los ámbitos del mercado y lleguen al ciudadano medio. Un ciudadano que
para decorar gasta mucho dinero en productos carentes de interés y que piensa
que el arte contemporáneo no está a su alcance y es cierto que algunas obras no
lo están pero sí otras muchas.
--------------------------------
“La vida del artista”, David Ackert
Los artistas son de las personas mas dinámicas y llenas de valor sobre la faz de la Tierra.
Tienen que lidiar con mas rechazos en un año que lo que la mayoría de las personas en toda su vida. Cada día se enfrentan al reto financiero de vivir con trabajos temporales, con la falta de respeto de la gente que cree que deben obtener trabajos “reales”, y su propio miedo a no volver a trabajar nunca más…
Cada día tienen que ignorar la posibilidad de que esa visión a la que han dedicado toda su vida es un sueño muy lejano. Con cada año que pasa, muchos de ellos miran mientras las demás personas de su edad obtienen los valores de una vida normal -el coche, la familia, la casa, el nido…-
Pero ellos se mantienen aferrados a su sueño sin importar los sacrificios. ¿Por qué? Porque los artistas están dispuestos a dar su vida entera a un momento -a aquella linea, risa, gesto, o a aquella interpretación que le robe el alma al público. Los artistas son seres que han probado el néctar de la vida en ese momento detenido en el tiempo, cuando entregaron su espíritu creativo y tocaron el corazón de alguien mas.
En ese instante, estuvieron mas cerca de la magia, del cielo y la perfección de lo que nadie jamás puede estar. Y en sus corazones saben que el dedicarse a ese momento vale mil vidas más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario